"Technologies combinated with extraordinary talents of teachers will revolutionize education." Ken Robinson
El cartel lo dice claro "I am here for the learning revolution" (Estoy aquí para la revolución educativa).
Parece un mensaje para los jóvenes, como casi siempre cuando hablamos de una revolución. Y así es, los jóvenes docentes que aún no han adquirido una gran experiencia en el contexto educativo, así como aquellos que aún somos estudiantes, pero que, por un motivo u otro, tenemos claro que algo tiene cambiar en la educación, somos y seremos baluartes fundamentales en la puesta en práctica de este cambio.
Pero a esta revolución se deben sumar, y digo deben, porque sin ellos es imposible, los profesores que durante años llevan reflexionando sobre cómo mejorar en su práctica docente. Y todos debemos confiar en ellos por muchas razones, pero hay algunas que son evidentes:
- Porque hay pocas profesiones en las que los trabajadores se formen de manera continúa con tanta asiduidad. La formación continúa, más allá del terreno universitario, es un práctica constante para la mayor parte del profesorado, que están obligados, como es lógico, al reciclaje profesional. La educación, como tantas veces repetimos, va muy ligada a la sociedad, tanto, que muchas veces decimos que un aula es un sociedad a pequeña escala. Por este motivo, es comprensible y necesaria, la constante renovación en el ámbito educativo, especialmente en los últimos años, en los que la sociedad ha cambiado enormemente, y continúa haciéndolo. ¿En qué sentido y hacia dónde se dirige? Pues no lo sabemos, por este motivo, la formación continúa del profesorado seguirá existiendo.
- Porque no hay ninguna empresa del mundo en que los empleados sin incentivos económicos, incluso pagando, se reúnan en su tiempo libre para intentar mejorar en su trabajo. Este argumento lo utilizó Jordi Adell, Doctor en Filosofía y Ciencia de la Educación de la Universitat Jaume I de Catellón, tras el EABE 2012, un encuentro de blogs educativos. Este punto lo destaco por el hecho de la existencia de numerosos encuentros docentes, similares al EABE que recorren la Península y que son cada vez más frecuentes y cuentan una mayor participación.
- Porque en pocas profesiones existe tanta reflexión acerca de la práctica profesional. Casi todo lo propuesto en clase debe estar recogido en programaciones didácticas, que pese a que puedan ser molestas en su elaboración, consiguen que el profesor realice una tarea reflexiva acerca de qué cosas se modificarán para el próximo curso si no funcionan, cuáles han despertado un mayor interés en el alumnado, etc. La reflexión también se traslada al centro educativo mediante las frecuentes reuniones de curso o de ciclo y los claustros de profesores. Esta labor reflexiva, también se amplia muchas veces fuera del ámbito del propio centro, gracias a los numerosos blogs de docentes que existen en la Red, en los que al compartir aquello que se trabaja de manera individual con el resto de la comunidad educativa ya se está realizando un proceso de reflexión y mejora sobre esa práctica.
- Porque los docentes están acostumbrados, en ocasiones de manera excesiva, a un continúo cambio. Excesiva, no porque el cambio continúo sea negativo de base, de hecho, en la mayor parte de los casos supone avances, sino porque los cambios a los que ha sido sometido el profesorado están muy en relación con la tendencia política que regía España y no con la mejora de la práctica docente.
- Porque a diferencia de otras profesiones. En ésta, se repite mucho un término, vocación. Si de verdad existe, no cabe duda de que el profesorado buscará lo mejor para sus alumnos, anteponiendo los intereses de éstos sobre los suyos propios. En mi opinión, éste es el argumento más importante y que servirá como motor para conseguir esa revolución.
Para muchos, desde hace tiempo esta revolución ha comenzado, además de continuar con esa labor, los docentes o estudiantes que creen en el cambio, deben ser altavoces para poder ampliar el mensaje con el fin de que otros muchos profesores que pueden estar perdidos o que, sencillamente, no suelen reflexionar, lo hagan de una vez y comprendan que la Escuela no puede continuar siendo la propia de una sociedad que no es la nuestra y que a día de hoy, ha quedado ya, prácticamente en el olvido.